Brian K. Vaughan
—¿De qué narices hablaba ese tío? —Seguro… Seguro que no es nada, Ali. Las tortugas tienen un cerebro mucho más pequeño que el nuestro. —Tendríamos que habérnoslo comido. Mamá dice que los cerebros pequeños tienen que estar en nuestra boca, no en nuestra cabeza. —Pues mira, por una vez tu madre y yo estamos… |