El sustituto de Brenna Yovanoff
—¿Quieres que comentemos por qué me ha llamado esta tarde el encargado del control de asistencia? —me preguntó. —Había una campaña de donación de sangre en el instituto… Me miró a la cara mientras hacía girar el bolígrafo entre sus dedos. —Hoy no era un buen día para hacer nada que pudiera llamar la atención sobre ti. Supongo que algo así lo avisarán con antelación, ¿o no? —Se me había olvidado —dije—. De todas formas, tampoco es que haya provocado una crisis enorme. —Malcolm —insistió—. Tu única responsabilidad es intentar que no se den cuenta. Miré al linóleo del suelo. —Eso he hecho. —Un segundo después, le devolví la mirada—. Eso hago siempre. |