El sustituto de Brenna Yovanoff
—Éste es el lugar menos adecuado para tener esta conversación. —Ya lo sé, pero de todas formas me gustas. Decirlo una tercera vez fue como romper una especie de hechizo. Su rostro se suavizó y su expresión se volvió lejana. —No digas eso a menos que lo sientas de verdad. —Nunca digo nada si no lo siento de verdad. —Me acerqué a ella y volví a oler el metal—. Quítate el collar. —¿Porqué? —Porque, si no, no puedo besarte. |