Una soledad demasiado ruidosa de Bohumil Hrabal
[...], porque yo puedo permitirme el lujo de abandonarme ya que nunca estoy abandonado, estoy solo para poder vivir en una soledad poblada de pensamientos, porque yo soy un poco el Don Quijote del infinito y de la eternidad, y el Infinito y la Eternidad sienten predilección por la gente como yo.
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