El heredero del dragón de Blanca Marqués Jabato
Llegó a la dolorosa conclusión de que la historia empieza a ser personal e importante cuando la has perdido. Cuándo empieza a pesarte en la espalda. Cuando la lees en las arrugas de tu cara. Los niños no son conscientes del tiempo. Es un concepto que no existe para ellos. El ahora es siempre. El pasado no existe y el futuro queda lejos. Y cuando te percatas de ello, ya es mañana. Y de repente sientes la necesidad de saber. De conocer. Tus padres se vuelven humanos, temporales, imperfectos y a veces inacabados. Y conoces un nuevo miedo. No lo saben todo. Quizás, incluso, no saben nada. Y te sientes desvalido. Engañado. Estafado. Enfadado. |