Tan cerca de
Beth Revis
Antes iba mucho por allí, porque mirar las estrellas hacía que me sintiese normal. Ahora, sin embargo, hace que me sienta como la anomalía que casi todos los habitantes de la nave dicen que soy. ¿Y por qué? Pues porque soy la única que las echa de menos de verdad. De las dos mil y pico personas que hay en la nave, yo soy la única que sabe lo que es tumbarse en el césped, estirar los brazos para atrapar luciérnagas que flotan perezosamente entre las estrellas. Soy la única que sabe que el día debe transformarse en noche lentamente, y no encendiendo y apagando un interruptor. Soy la única que ha abierto los ojos de par en par y ha visto únicamente el cielo.