El sueño de la razón de Berna González Harbour
En tanta vida había habido de todo, y las etapas aciagas habían estado empapadas en bastante alcohol, cierta dejadez y un abandono general de lo que le afectara a él y su intimidad. Los demás no contaban en esas épocas. Y el trabajo siempre -y siempre es siempre- salía adelante, gracias a un sexto sentido que le permitía seguir a flote ante las fuentes y el teclado. Amén.
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