Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
—(…)Lo que yo hago ahora, lo que la tiene a usted tan enojada es, según voy viendo, una acción noble, y mi conciencia me la aprueba, y estoy tan satisfecho de ella como si tuviera a Dios dentro de mí diciéndome: bien, bien… Porque usted no me puede hacer creer que estamos en el mundo sólo para comer, dormir, digerir la comida y pasearnos. No, estamos para otra cosa. Y si yo siento dentro de mí una fuerza muy grande, pero muy grande, que me impulsa a la salvación de otra alma, lo he de realizar, aunque se hunda el mundo.
|