Amantes y reinas: El poder de las mujeres: 1 de Benedetta Craveri
En la época, la expresión "hacer el amor" significaba solamente coquetear; el propio Brântome reconocía que la corte de Catalina era "el ornamento de Francia" y que todas aquellas exquisitas damiselas "conversaban con tanta sensatez y tanta modestia que cualquier caballero que se hubiese atrevido a otra cosa habría sido expulsado de la antecámara de la reina ". Ésta, desde luego, no se oponía a que tales conversaciones se tornasen más íntimas cuando podían proporcionarle informaciones que las hacían útiles, pero no quería que sus damas causaran escándalo: todas tenían claro que la "hinchazón de vientre" suponía para ellas el alejamiento inmediato.
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