Belén Martínez

Las mentiras matan más que las espadas.

Sus ojos castaños no eran más que madera para alimentar mi fuego.

"Los vencedores siempre son los buenos. Y siempre son los que han escrito la historia. Eso convierte a los narradores en unos mentirosos "

desde el momento en que cruzamos la mirada por primera vez, siempre fue así. Siempre fui yo. Sin apariencias. Sin secretos. Sin palabras que no sentía. Sin reglas. Era como si hubiese estado conteniendo el aliento toda mi vida, como si algo invisible me hubiese estado apretando las costillas durante años, como los terribles corsés que llevaba a diario y, con él, pudiera respirar por primera vez.

Cuando más grande es la subida, mayor es la caída. Al final la familia quedará destruida y nadie podrá impedirlo.

“Los preludios son solo piezas introductorias. Nosotros somos mucho más. Algo más grande. Somos una sonata. Una sonata de verano.”

No quisiera ser descortés, señorita Kyteler —dijo él, con la rabia palpitando en cada una de sus palabras—. Pero no le he pedido un baile, y, como le he dicho, detesto bailar. Siento si esto daña su reputación, pero no pienso hacerlo.

Quiero estar a tu lado en todas las locuras que cometas. Y creo que esta es una de ellas.

“-Si tú estuvieras a punto de olvidarlo todo, ¿qué te gustaría ver por última vez?
-A él”.

“Eres mi refugio, Julen. No te conviertas en un muro”.

Qué más da. Hombre. Mujer. Ambos son personas. De lo único que tienes que preocuparte es de encontrar a una buena. El resto, es relativo

Huir no lleva a ninguna parte. Es un callejón sin salida en el que no tienes más remedio que detenerte y mirar atrás, enfrentando lo que ocurrió.

Suspiro, aunque asiento con la cabeza. Sé que está equivocado. No se puede olvidar. Hablar de ello puede ayudar a comprenderlo, a aceptarlo, pero el silencio jamás es la solución. Huir de tus problemas solo los hace más fuertes.

No sé cuántos sacrificios, cuántas invocaciones, cuántos encantamientos y cuántas maldiciones harán falta para destruirla. Ya perdí la cuenta y los deseos de intentarlo. Fue difícil crearla.Pero a veces dudo de si habrá alguna forma de hacerla desaparecer.

Con Andrei, incluso desde el momento en que cruzamos la mirada por primera vez, siempre fue así. Siempre fui yo. Sin apariencias. Sin secretos. Sin palabras que no sentía. Sin reglas. Era como si hubiese estado conteniendo el aliento toda mi vida, como si algo invisible me hubiese estado aparentando las costillas durante años, como los terribles corsés que llevaba a diario y, con él, pudiera respirar por primera vez.

Los vencedores siempre son los buenos. Y siempre han sido los que han escrito la historia. Eso convierte a los narradores en unos mentirosos.

No hay nada tan peligroso como tener miedo.

Cinco puntas tiene la magia,

como una estrella maldita.

Una para las maldiciones,

otra para los hechizos.

Una tercera para la alquimia.

Una cuarta para los encantamientos

y una última para las invocaciones.

Cinco puntas tiene la magia,

afiladas como puñales.

Que dañan y nos hacen daño,

que nunca deben cruzarse,

si no quieres que el fuego te alcance.

Cuando los encontré en la habitación, me miraron como si nada hubiese ocurrido.

Quiero estar a tu lado en todas las locuras que cometas. Y creo que esta es una de ellas.