Existiríamos el mar de Belén Gopegui
Las mesas y sillas de las terrazas están apiladas, se sienta en un banco, observa que los contornos de algunas fachadas no son rectos, se amoldan como cuerpos de personas para sostenerse una en la otra; según les contó Camelia, se debe a la permeabilización que el río causa en sus cimientos. La comparación es inevitable, Hugo la piensa y luego la niega: ellos no pueden ser como esas casas. Ni pueden pedir a Jara que vuelva para que no se desmorone el resto de la fila, ni pueden pensar que Jara sin ellos se desmoronará. Las personas también se sostienen unas a otras en la distancia, y a veces viven en tiempos diferentes aunque estén juntas, y otras en el mismo tiempo aunque estén lejos.
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