Libro brevísimo e imposible de encajar en un género. Diario, narración, reflexión íntima, corriente de conciencia... Se trata de la voz desgarradora de una mujer que no puede ser madre, hecho que no solo la golpea una y otra vez psicológicamente, sino que entra en conflicto directo con una educación y cultura enfocada en la casi obligación y necesidad de ser madre. El no-hijo pone de manifiesto que no estamos preparadas para asumir que quizá no podamos ser madres (o no queramos). Casi no existe discurso de la mujer no-madre y, por tanto, la no-madre queda desamparada, en un no-ser que la reduce al mínimo. La autora emplea referentes (Clarice Lispector, Carmen Martín Gaite, Sylvia Plath...) con quienes identificarse y que le sirven de modelo y reflejo de su propia condición. El epílogo, por otra parte, aporta un contrapunto muy interesante, en ese caso, la relación de una madre y su hijo, en la que está se ha desvivido, como se suele decir.
|