Más allá del océano de Beatriz Williams
—Lo digo en serio, Kate —insistió—. No tienes por qué quedarte si todo esto es demasiado para ti. Abrí los ojos y vi su cara delante de mí, a través de las lágrimas no derramadas, su amplia frente fruncida, y sus ojos azules verdosos que reflejaban la luz de la casa. —Sí, sí tengo que quedarme. Eso es lo que pasa. Hace tiempo que superé la fase en la que aún podía dejarte, seas quien seas o lo que seas. |