Si vuelve el invierno de Beatriz Esteban
Su condición se había vuelto una compañera constante, como si alguien estuviera presionando sus venas para obligarla a escuchar su pulso en todo momento: cuando latía demasiado y cuando latía demasiado poco. Si el dolor no iba a marcharse, por lo menos que sirviera para algo.
|