Aunque llueva fuego de Beatriz Esteban
Cuando yo era niña me hablaban de príncipes azules y amables campesinos, de un amor romántico y utópico que se basaba en los poemas que cantaran y en la forma en la que te rescataran de una torre. Pero él no me ha rescatado de ningún lado, porque no es perfecto. Porque también ha sufrido. Porque él también necesitaría un rescate, pero le han enseñado desde niño que como príncipe, no puede llorar. Conmigo a llorado, y yo he llorado con él. No nos hemos salvado el uno al otro: hemos aprendido a ser héroes, juntos. A vencer nuestros miedos, cogidos de la mano si hace falta. Me ha enseñado que puedo vivir sin él y puedo vivir sin nadie, que puedo sobrevivir a todo lo que la vida me arroje si sé como salvarme. Y por todo eso, he decidido que no quiero vivir sin él. Es esa persona de la que no te hablan nunca en los cuentos. La que se queda contigo después del "vivieron felices y comieron perdices".
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