Aunque llueva fuego de Beatriz Esteban
Nos quedamos los tres en la necrópolis. Tres jóvenes de piernas cruzadas y miradas perdidas pensando en lo que era el amor y lo que era la vida, en todas las personas rotas y todo el dolor que los rodeaba, en cómo aquella desesperanza podía también ser un triunfo. Sólo teníamos que sobrevivirla.
|