Cuentos para leer en Navidad de Beatriz Espejo
En algún momento se nos olvidó que éramos inmortales. Se nos olvidó que poseemos una partícula de Dios. Olvidamos que tenemos el poder de decidir sobre lo que pasa y lo que pasará. En algún momento nos dijeron que no valía la pena hacer el esfuerzo de comportarnos como lo que realmente somos y nos dedicamos a lamentarnos, a lamer unas heridas que aún no existen pero que, a fuerza de proponérnoslo, nos las infringimos. Se nos olvidó eso y que lo que vemos aquí es tan irreal como lo que pensamos que está más allá. Todo eso se nos olvidó.
|