N.P. de Banana Yoshimoto
La distancia, en aquel momento, entre los dos extremos del hilo telefónico, entre el lugar donde estaba Shoji y donde me encontraba yo, era más grande y tortuosa que la que existe entre el cielo y el infierno. Por más que nos quisiéramos, no pudimos jamás establecer contacto. No hubo siquiera una tentativa de comunicarnos, ni los medios para hacerlo, ni capacidad alguna de percibir, ni la posibilidad de entendernos Había oído decir que incluso a los enamorados puede sucederles algo así. Pero, entonces, aún no sabía que una cosa tan vacía pudiera existir de verdad. Creía que era una historia cruel que había acaecido mucho tiempo atrás en un mundo triste, una historia ocurrida en un desierto lejano que ya no podía pasar jamás. No, al menos, en el paraíso en el que yo vivía. |