La chica que se entregó al mar de Axie Oh
Tu aldea no sufre por la gran voluntad de los dioses, sino por sus propios actos violentos. Son ellos los que libran las guerras que incendian los campos y los bosques. Son ellos los que derraman la sangre que contamina rios y arroyos. Culpar a los dioses es culpar a la propia naturaleza. Observa tu reflejo y encontrarás a tu enemigo.
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