El instinto de Ashley Audrain
La madre se agachó. El hijo halló su hueco perfecto en el cuello de ella. Vi desde donde me encontraba el dolor de la cara el niño; ella plegó ambas manos sobre la cabecita, como los pétalos de una flor. Movió los labios con ternura al oído de él, que se hizo un ovillo en el abrazo de ella. La necesitaba.
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