OBRA COMPLETA BILINGÜE de Arthur Rimbaud
Así, como mi pena constantemente renovada, y encontrándome más perdida a mis ojos, -¡como a ojos de todos los que hubieran querido fijarse en mí, si no hubiera estado condenada por siempre al olvido de todos! -cada vez tenía más hambre de su bondad. Con sus besos y sus abrazos cariñosos , aquello era desde luego un cielo, un sombrío cielo, donde yo penetraba, y donde hubiera querido que me dejaran, pobre, sorda, muda, ciega. Ya iba acostumbrándome. Yo misma nos veía como dos niños buenos, libres de pasear por el Paraíso de tristeza.
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