The Boneless Mercies de April Genevieve Tucholke
Había experimentado la felicidad antes. No muy seguido, pero lo suficiente como para saber qué era, lo suficiente para sufrir por ella tarde en la noche cuando me quedaba sentada en silencio junto al fuego. Sin embargo la felicidad era diferente a la paz. La paz era más lenta, más tranquila, y duradera.
|