Réquiem: Una alucinación de Antonio Tabucchi
[...] pero mire usted, ¿no cree que es eso precisamente lo que la literatura debe hacer, provocar desasosiego? En lo que a mí respecta, no tengo ninguna confianza en la literatura que tranquiliza las conciencias. Ni yo tampoco, asentí, pero verá usted, yo ya soy bastante desasosegado por mi cuenta, con lo que su desasosiego se junta con el mío y me produce angustia. Yo prefiero la angustia a la paz pútrida, afirmó, entre ambas cosas, prefiero la angustia.
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