En su nueva novela, un hombre espera reunirse con su exitosa esposa mientras va perdiendo conexión con la realidad. El escritor asume que se inspiró en sus propios miedos.
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En su nueva novela, un hombre espera reunirse con su exitosa esposa mientras va perdiendo conexión con la realidad. El escritor asume que se inspiró en sus propios miedos.
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El escritor bordea el suspense con «Tus pasos en la escalera», su nueva novela.
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El escritor bordea el suspense con «Tus pasos en la escalera», su nueva novela.
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No sé definir exactamente cómo es la última novela de Antonio Muñoz Molina. En una entrevista que le hicieron, el periodista apunta la posibilidad (o afirma) de que sea una novela de suspense, misterio… Creo que el autor ni lo confirma ni lo desmiente, yo no la catalogaría así; no le encuentro el misterio. Tampoco me he quedado enganchada en ningún momento para ver qué ocurrirá después, y puede que algo enigmático planee de fondo, pero es tal la dosis de cansancio que produce, en general, la lectura, que elimina cualquier rastro de intriga. En ocasiones me he dejado llevar por la impaciencia de acabar, no por curiosidad, pues el final se ve venir, sino por aburrimiento; al ir pasando las páginas, una sensación de déjà vu se apodera incesantemente del lector. Llega un momento en el que parece que, por fin, la trama dará un giro, el ánimo se instala de nuevo en nosotros hasta que nos convencemos de estar ante un espejismo, nada afectará al desarrollo de la trama. En esos momentos empatizamos del todo con Luria, la perra del protagonista, y somos capaces de sentir el agobio, la ansiedad de tener que convivir con un loco. El comienzo de Tus pasos en la escalera vaticina el final o, mejor aún, resume en una oración todo el argumento, «Me he instalado en esta ciudad para esperar en ella el fin del mundo». Pues sí, eso es todo. Porque Bruno no hace otra cosa que encerrarse en su casa de Lisboa a esperar a Cecilia y, mientras llega, proyecta obsesivamente el reencuentro y el futuro. Sin embargo desde el principio sabemos que no existe un futuro para ellos porque Bruno ve en realidad un pasado. Es incapaz de planear algo diferente, él seguirá leyendo en su sillón libros antiguos, Cecilia seguirá investigando el cerebro en un laboratorio idéntico al de Nueva York, la casa de Lisboa conseguirá ser un calco a la que tenían al lado del río Hudson. Su vida se limitará a tener preparado en todo momento lo que necesita Cecilia. Y como Cecilia aún no ha llegado, los momentos futuros se desarrollan en su imaginación. El pensamiento de Bruno es el que va de un lado a otro, maquinando actividades, situaciones, conversaciones hasta el punto de que llega a obsesionarse en una soledad que lo atrapa y lo destruye. Él vive para Cecilia, no tiene aspiraciones, ni opiniones, en su mente siempre está presente, «Dice Cecilia», «Cecilia dice», «Cecilia puede»… No es una novela de misterio, es una novela intimista en la que predomina la prosa poética para ofrecernos, a través de recursos basados en la repetición, el punto de vista que el protagonista tiene de la realidad «Vimos en una esquina […] Vimos una mujer […] Vimos un gato […] Vimos el letrero». Pero es la percepción de alguien desequilibrado, por lo que nos deja ver una distopía, una sociedad indeseable que late en lo más profundo del ser humano, la antonimia de la soledad aun estando rodeados de gente «Portugal era un país en quiebra. Lisboa era una ciudad de belleza y de pesadumbre, de magnificencia y de ruina, de basuras sin recoger y casas vacías»; gente que se va desfigurando en favor de los sentimientos, las emociones son las que adquieren protagonismo por el efecto de las sinestesias «yo tocaba el miedo de Cecilia en la palma de su mano que apretaba la mía». Sin embargo la insensibilidad del hombre moderno y la incompatibilidad de la ciencia con cualquier rasgo afectivo, lo llevan irremediablemente al autoengaño. Las obsesiones de Bruno se van haciendo más constantes e insoportables hasta conseguir que su sufrimiento deje de pertenecerle exclusivamente y se instale en la colectividad; el lector es capaz de sentir la angustia que el ser humano ha de pagar por vivir en una sociedad progresista, «El frío del trato humano del laboratorio es casi equivalente al de los frigoríficos en los que se conservan los cerebros congelados de las ratas. […] El mono me mira con una expresión de rencor y de tedio». En la mente perturbada de Bruno los pensamientos destructivos martillean constantemente, las torturas a las que Cecilia sometía a las ratas del laboratorio, las hecatombes naturales, los aniquilamientos producidos por el hombre, los accidentes, los exterminios en masa, la desaparición lenta de las personas que, como él, son incapaces de situarse en un espacio y tiempo definidos o dejan de distinguir lo habitual de lo nuevo «Mi padre […] lo llevamos a un neurólogo al que conocía Cecilia […] y le recetó que escribiera un diario». Para el lector que sigue los pasos del protagonista, el pasado no es real, pertenece a la imaginación desde que se introduce en un presente incierto «la luz de la mañana había borrado cualquier rastro del vértigo de la noche anterior, ahora tan insustancial como…», y un futuro improbable «Me esforzaba en vano por calcular mi edad». Bruno está solo y vive una irrealidad, se mueve en una alucinación más o menos continua que adopta formas concretas y permite, a su mente, actuar con naturalidad subjetiva «hablo en pasado: pero los lugares no dejan de existir porque uno ya no los vea». El futuro se mezcla con el presente en el pasado de su mente. La narración atormenta al lector como la presencia de Cecilia mortifica el pensamiento del protagonista. Aparecen numerosas digresiones sobre cuestiones relacionadas con la medida del tiempo, percepciones espaciales subjetivas, interpretaciones peculiares de sucesos, el tiempo interior, descripciones de lugares reales o inventados con un punto opresivo en común; pareceres que recalcan lo que no pudo ser ralentizan la lectura. El lector queda sumido en la mente del protagonista para seguir dando vueltas a lo mismo, no hay escapatoria posible a la destrucción «existen el presente y el pasado, pero no el porvenir». De esta forma la lectura se nos presenta como su vida, monótona, obsesiva con el no futuro, con la imposibilidad de cambio, con el determinismo al que vamos abocados. Y alguien que no cuenta con el ímpetu necesario para salir del pozo profundo que le dicta su cerebro tiene que dejarse guiar por otra persona sin la cual está perdido; la presencia de Cecilia es fundamental en la narración. Ella es la que dirige los actos del protagonista, él no importa realmente «Estoy como si no estuviera»; por eso todos los personajes tienen nombre, Cecilia, el amigo Max, la criada Cándida, el trabajador Alexis, el doctor Luria, compañero de Cecilia, la perra Luria…, todos se presentan cercanos, concretos, excepto el protagonista de quien no sabemos su nombre hasta que, al final, aparece una vez, cuando (en su mente) lo nombra Cecilia para decirle que todo ha terminado entre ellos. Efectivamente, Bruno dejó de ser Bruno cuando los fantasmas de su mente empezaron a ocupar la realidad impidiéndole actuar en ella y dejándolo solo. Al no sentirse respaldado por Cecilia, optó por obviar el espacio tangible para poder vivir en lo que le acompañaba una y otra vez, el pensamiento. Bruno anhela un calco de su vida anterior, intenta reconstruir un pasado en su presente y eso, como todos sabemos, es imposible. Enlace: https://elblogaurisecular.bl.. + Leer más |
La última novela de Antonio Muñoz Molina, ‘Tus pasos en la escalera’, que tiene algo de latente distopía y bastante de relato de misterio, está narrada en una prosa rica y fluida.
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Me ha parecido una dura historia sobre la soledad. En ella acompañamos a un hombre que llega a Lisboa para preparar su casa para la llegada de su mujer, intentando reproducir el hogar que ambos compartían y que han dejado atrás. Mientras la espera, descubrinos que ambos fueron testigos directos del 11-S, que dejó en ellos huellas tan profundas que deciden abandonar la ciudad de los rascacielos por la tranquila Lisboa. Y página tras página vamos acompañándolo en la espera de su amada Cecilia, y compartimos con él su desesperación por la tardanza, que va dejando en él un poso de tristeza.
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Un nuevo libro de Muñoz Molina con su típico estilo cuidado y culto.
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El escritor y académico aborda el eco del 11-S y la soledad a través de la historia de una obsesión, la espera de un hombre enamorado, en su última novela, 'Tus pasos en la escalera' (Seix Barral). La precupación del autor: novelar lo que ocurre cada día.
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El escritor publica 'Tus pasos en la escalera', una novela de suspense sobre el fin del mundo.
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El autor presenta 'Tus pasos en la escalera', una novela sobre el amor, el miedo y el fin del mundo.
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El escritor bordea el suspense con «Tus pasos en la escalera», su nueva novela.
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Tus pasos en la escalera ha sido un libro en el que me ha gustado el sencillo lenguaje que usa Antonio Muñoz para describirnos los pensamientos del protagonista. Al comienzo de este ejemplar. conocemos a Bruno, un hombre ilusionado por un nuevo proyecto, la mudanza que está llevando a cabo en Lisboa para comenzar una nueva vida, un gran cambio que realiza al trasladarse desde Nueva York. Sabemos que Bruno y Cecilia, su mujer, fueron de vacaciones a Lisboa y se enamoraron de la ciudad; y tras el grave atentado de las torres gemelas del 11S y habiéndoles ocurrido cerca de su hogar, Cecilia queda traumatizada y vive con un miedo recurrente a un posible nuevo atentado, teniéndole miedo a quedarse encerrada en la isla. Mediante los pensamientos de Bruno conocemos que Cecilia es científica y aún con una investigación pendiente en Nueva York, pospone su viaje a Lisboa. Bruno, jubilado anticipadamente, decide ir a Lisboa junto a Luria, su perro, a realizar la mudanza y vive obsesionado por tener todo el piso en orden y al gusto de su mujer, haciendo todo lo posible por complacerla, colocando cada mueble y elementos ante las exigencias y gustos de Cecilia, intentando que la decoración del nuevo piso sea idéntica al de Nueva York para conseguir que esta se sienta cómoda a su llegada. A raíz de estos conocimientos comienza el suspense psicológico sobre el que nos lleva el autor, conociendo el pasado y presente de Bruno a raíz de sus reflexiones, y así vamos descubriendo que la vida del protagonista no es tan bonita como la imagina en su cabeza. Desde la soledad de Bruno en este nuevo hogar, vamos descubriendo con intriga quien es realmente Cecilia y cuando llegará, ya que según avanza la historia, vemos que nunca llega ese reencuentro, donde solamente se llega a desarrollar en la imaginación de Bruno. Durante el resto de la obra, nos quedamos dentro de la mente del protagonista, dándole vueltas a lo mismo, en el futuro momento en el que Cecilia llegará a Lisboa. «Me he instalado en esta ciudad para esperar en ella el fin del mundo». Con esta frase que Bruno nos dice, comprobamos la obsesión ante el gran reencuentro y en el que hasta sus últimas páginas no comprobamos el misterio que aborda la relación de la pareja y la continua espera de Bruno por la llegada de su mujer. Enlace: http://www.mrwonderbook.com/.. + Leer más |
Existen ciertas afinidades entre el personaje principal de la obra, con el autor, Muñoz Molina. Ambos estuvieron presentes en Nueva York en el momento fatídico del 11s del año 2001. Ambos se han trasladado a Lisboa para vivir una vida más apacible. Los dos se refugian en la lectura. Ven con preocupación la influencia del cambio climático en el planeta o los extremismos políticos o religiosos. El narrador de la obra, Bruno, dice prepararse para el fin del mundo; no habiendo lugar mejor que Lisboa. Se propone acondicionar la vivienda con los mismos objetos y distribución que tenían en Nueva York, su esposa Cecilia y él: "El fin del mundo es un hecho frecuente. En cualquier parte puede estar sucediendo ahora mismo un Apocalipsis. En las selvas tropicales de América millones de ranas amarillas han sucumbido en poco tiempo a un hongo letal que se difunde tan rápidamente como la viruela europea que arrasaba a las poblaciones indígenas en el siglo XVII." Bruno y Cecilia compraron una casa en Lisboa al tener una ubicación similar a Nueva York. En ambos destinos hay un puente y un río cercano. En cuanto al interior del hogar, muestra el narrador una meticulosidad obsesiva en reproducir de forma exacta el apartamento que habitaban en Nueva York. Bruno monologa en torno a sus preocupaciones y expectativas, encaminadas principalmente a llevar una vida tranquila y plácida junto a Cecilia y Luria, dentro de lo posible. Con frecuencia se produce una alternancia entre el pasado y el presente, llegando a confundirse por momentos. Nos cuenta su despido en la crisis de Wall Street en 2008. En la actualidad vive de una ajustada jubilación. Contrasta aquella época de trabajo incesante, sin respiro; con la actual, donde vive una vida de retiro. Se dedica a la contemplación, las lecturas y planea tener un pequeño huerto, y dar algún paseo junto a su perra Luria. Subyace el tema de la espera. Su esposa, Cecilia, es neurocientífica. Investiga con animales en torno a la angustia y el miedo y su incidencia en el cerebro. Parece venir en breve a trabajar a un instituto de neurociencia en Belém. Bruno se dedicará a esperar pacientemente su llegada. Hay cierta similitud con la espera del teniente Drogo en el Desierto de los Tártaros, aunque de menor índole metafísica. Sostén principal son sus libros, refugiándose en su biblioteca. En el momento presente está leyendo el diario del almirante Byrd en la Antartida donde vivió en solitario una temporada: "Me gusta pasear la mirada por los lomos de los libros en la biblioteca. Es una manera de recapitular todo lo que hay en ellos, todo lo que ya he leído y lo que me falta por leer, y lo que leeré de nuevo según me vaya apeteciendo, en esta isla confortable a la que nos hemos retirado. En La isla misteriosa, los náufragos que llevan ya varios años en ella descubren una mañana en la playa un cofre arrastrado por la marea en el que encuentran una biblioteca sucinta de obras maestras. El almirante Byrd llevó consigo a su cabaña en la Antártida una caja de libros, un gramófono y una colección de discos. Oía rugir sobre su cabeza una tormenta de nieve en la noche perpetua y leía a la luz de una lámpara de petróleo." El autor deja guiños de escritores queridos en las lecturas del personaje: Montaigne, Melville, Faulkner, Conrad, Chéjov, Henry James, Virginia Woolf o Carson McCullers; entre otros. Plantea Muñoz Molina, a través de su personaje, preocupación ante los extremismos políticos, como la llegada del ultraderechista Trump. Como también una llamada de atención ecologista. En varias fases del libro, se alude a catástrofes, como los fuegos de Portugal o California, o la extinción de la fauna: "He leído que una de cada ocho especies de pájaros están en peligro de extinción en el mundo. Doscientos treinta millones de aves marinas han desaparecido en el último medio siglo. He leído que en treinta años no quedarán albatros volando sobre los océanos." Según vamos adentrándonos en la novela nos daremos cuenta de las inseguridades del narrador, los miedos que lo atenazan. Cierta neurosis obsesiva y una pérdida paulatina de la noción de realidad. La soledad como fondo. Amparándose en la ficción, vertiendo reflexiones propias, afines al ensayo y con la prosa cuidada que acostumbra; Muñoz Molina nos entrega una obra de tono muy amargo y pesimista. Editorial: Seix Barral, edición 2019. Colección: Biblioteca Breve. Enlace: https://www.offthehook.es/20.. + Leer más |
Si este libro fuera una novela habría que achacarle la inflación discursiva, la parálisis de la acción, la gratuidad de sus innumerables vueltas y revueltas y, en último término, el cansancio al que, por momentos, empuja al lector.
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En esta nueva entrega novelesca, el escritor jienense presenta a un hombre que vive una crisis de angustia existencial mientras arregla la vivienda lisboeta en la que va a residir con su esposa.
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Escribirlo todo, consignar la belleza y sordidez del mundo, es el propósito de Antonio Muñoz Molina en su nuevo libro Un andar solitario entre la gente.
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Narrar, describir y meditar integran la metodología de una obra marcada por la curiosidad vital, el desparpajo expresivo, el documentalismo periodístico y un contenido culturalismo. Por su miscelánea condición y soterrada ironía, un libro subyugante, raramente seductor.
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Imprescindible. Ha dejado una huella profunda en mi alma
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Un libro artesanal, diferente, libre y singular. Se le puede llamar novela, pero no es una novela. Es un monólogo interior que bebe de la realidad e intenta reflejar el mundo en el que vivimos.
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El novelista recicla las voces de la ciudad moderna en 'Un andar solitario entre la gente', su nuevo libro Enlace: https://elpais.com/cultura/2.. |
Gregorio Samsa es un ...