'No te veré morir' habla de la fuerza del amor y de sus espejismos. Es una novela de nostalgia y del paso del tiempo, pero también de lealtad y traición.
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'No te veré morir' habla de la fuerza del amor y de sus espejismos. Es una novela de nostalgia y del paso del tiempo, pero también de lealtad y traición.
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No sé si llamarlo novela o el relato de un hombre que afronta una soledad que no quiere o no sabe cómo gestionarla. Durante toda la lectura se crea una incertidumbre, porque ya desde el primer capítulo empiezas a preguntarte qué pasa aquí. Solo le di tres estrellas y media. Me dolió un poco, y el motivo fue porque durante la lectura hubo momentos que se me hicieron pesados y repetitivos. Por lo demás, todo impecable. Creo que el primer capítulo es decisivo. Desde el primer momento se detecta que no es una situación normal. Fuera de su mente ocurren pocas cosas, y de no ser por Luria, la perra y algún personaje más, se podría decir que todo está en su interior. Esa espera el fin del mundo y todo el caos que describe, lo relaciono con su mundo interior. Veo a una persona que se ha quedado sola y no quiere, y le cuesta asimilarlo. Él crea un hogar en Lisboa, idéntico al que tenía en Nueva York junto a Cecilia. Unos recuerdos de ese tiempo que entiendo ya es pasado, y quiere o necesita mantenerlos vivos. Por eso espera todos los días a Cecilia, y prepara el ambiente en el nuevo apartamento, como si eso que se supone que ha ocurrido nunca hubiera tenido lugar. No he visto suspense, he visto mucha incoherencia en la mente de Bruno. Cecilia no va allegar nunca, sabemos que ha existido o existe porque él la menciona. También me he preguntado si de verdad ella se quedó al otro lado del océano y él no ha llegado a Lisboa, sino que está recluido en algún centro y todo es fruto de su imaginación. Porque al final no se resuelve nada, todo queda como al principio. Lo único que sí parece real es que Bruno, con sus divagaciones, parece que va siendo algo consciente de la realidad que vive, pero tampoco lo tengo claro. En cualquier caso, lo que sí ha conseguido Muñoz Molina con este libro es crear planteamientos diferentes, según la percepción de cada lector. No ha sido para mí el mejor libro de este autor, pero su prosa es impecable. Enlace: https://belnotas.blogspot.co.. + Leer más |
Reflexionar y mirar dentro de la naturaleza humana, dos de los valores propios de Muñoz Molina que veremos en esta novela, además de su habitual amor por la literatura, una combinación que sin duda le ha convertido en uno de los mejores autores de nuestras letras.
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Mi primer Antonio Muñoz Molina me ha sorprendido para bien por su estilo elaborado y su prosa brillante. Es indudable que el escritor escribe muy bien diseccionando los sentimientos en frases que se alargan y se ramifican hasta el infinito. Me parece complicadísimo hacer lo que hace. Como lector ha sido casi hipnótico acompañar al narrador en sus pensamientos laberínticos. Me he sentido atrapado en la tela de araña de oraciones encadenadas admirando más el cómo lo estaba haciendo que lo que la trama de la historia me estaba contando. Porque Gabriel Aristu, el protagonista de esta historia de amor no vivida, me ha interesado, pero no he conectado con él y estaba deseando conocer a Adriana Zuber. Pienso que sí hubiera conectado con Adriana Zuber, pero la narración va fluctuando entre varias voces y finalmente me he quedado con las ganas de colarme en la mente de Adriana Zuber. Mis ganas de conocer el desenlace del reencuentro entre Gabriel Aristu y Adriana Zuber cincuenta años después si han sido satisfechas. Mal, Aristu, mal. Bien, Antonio, bien. + Leer más |
La crónica de una pandemia cercana y los recuerdos de un tiempo más lejano, la España de los 60 y los 70 del siglo pasado. Antonio Muñoz Molina nos ofrece en esta obra, mitad ensayo, mitad narración, sus recuerdos, la memoria de un país que ya no existe salvo en el recuerdo de los que lo vivimos.
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Solo puedo decir una cosa de este libro: que hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien y me reía tanto con una historia. Es difícil describir la novela sin destripar nada. ¿Qué nos podemos encontrar? Es una novela de aventuras, una sátira fabulosa, una mezcla entre novela negra cañí y novela de humor. Y por supuesto es un libro con una prosa magnífica que hace que desde el comienzo te veas inmersa en la historia y no quieras salir. Un paseo espectacular por un Madrid que nos muestra distintos lados de la ciudad y sus habitantes con todo lo que conlleva. Una aventura absurda e ingenua, unos personajes carismáticos y unos diálogos y situaciones que me han sacado carcajadas muy bestias. A veces me recordaba a una mezcla de Sin noticias de Gurb y de Las aventuras del marqués de Sotoancho tanto en humor como en calidad de escritura. En fin, que no puedo nada más que animar a la lectura de este libro. |
Solo cuando han pasado casi cincuenta años desde la ultima vez que se vieron, Gabriel Aristu tiene la valentía de provocar un encuentro con la que fue su primer amor, y a la que nunca ha llegado a olvidar pese a haberse cruzado entre ellos un océano físico y temporal. Pero medio siglo da para mucho, y los recuerdos y los reproches de Adriana se entremezclan con los buenos y malos momentos juntos, las vidas que cada uno ha construido al margen del otro y la inminencia de un triste final para las mismas. No hace cincuenta, pero si unos cuantos años desde que leí a Muñoz Molina, obligado y con suerte dispar, en el colegio. Y una extraña fuerza, como la que empuja a Gabriel, me llevó hace unos meses a querer volver a leer a este autor, antes incluso de conocer que había publicado nueva novela. Todo un acierto, ya que el agridulce recuerdo que quedaba de una adolescente lectura, se ha convertido en una reconfortante opción a la que quiero volver sin tardar demasiado. En esta novela no muy extensa he encontrado varios de los temas sobre los que más me gusta leer, como son el paso del tiempo, la memoria, la nostalgia, la ancianidad o la enfermedad. Además escrito de manera exquisita, incluida una primera parte de más de setenta páginas que consiste en una única frase sin puntos. Si bien es verdad, no termino de comprender el que el escritor de repente abandonara este recurso para no volver a él más. Como si se hubiera cansado y hubiera decidido así continuar con un estilo más convencional. + Leer más |
Me tuve que obligar a leerlo. No atrapa, necesitas fuerza de voluntad si no disfrutas de oraciones interminables, subordinadas y casi ningún diálogo. Te va a costar. En mi opinión, aunque comprendo los recursos narrativos, la intención y su finalidad, es excesivamente lento, repetitivo y en ocasiones pesado. Yo si que me asfixiaba en su lectura, sin diálogos y en un devenir más lento que los días sin sol. Excesiva e innecesariamente narrativo. La trama no fluye, se estanca y se embarulla con descripciones o repeticiones que no aportan. Paja. A medida que avanzaba no podía evitar sentir que lo que me contaba podía hacerse en muchas menos páginas sin perder ritmo, al contrario, manteniendo enganche y sin embargo discurría con un tedio titánico, haciendo un esfuerzo por continuar, viendo que lo contado era 2 y el relleno 8. Frustrante y agotador a ratos (hubo días que leí con dificultad diez paginas o menos). Suspense cero, que coge gracia en los últimos capítulos, si has llegado -con no poco tesón- hasta ahí. Si recapitulas, al final pasa poco. Pasan mil cosas más en la historia de amor que en lo que se supone la trama central. Da cierta pereza e incluso aburre en ocasiones. La historia de amor me parece un pastiche metido porque sí,... no sé. El padre Orduña, me parecía un personaje bien trabajado, quizá el único, y resulta que al final no tiene ninguna presencia, es prescindible. Al principio también se nos repite hasta la extenuación los ojos y su importancia...que igualmente se diluye y tiene apenas ninguna presencia en la resolución, un comentario suelto, un breve. A todo esto, a mí me encanta la novela negra y también disfruto de la novela policiaca. Este libro fue una tortura. Aun así, hay reflexiones y oraciones de gran maestria narrativa, de dominio de las ideas, el lenguaje, vocabulario, recursos narrativos, imágenes, color, ciertamente puedo admirar todo eso, pero se nubla en algo que quiero terminar cuanto antes. Empecé a disfrutar la lectura a menos de 100 páginas del final, eso no puede ser. Por mí lo hubiera abandonado, pero era la última lectura conjunta del club esta temporada. Los mejores momentos son los que habla el asesino, aunque a veces también es muy pesado y repetitivo con su hacer más horas que el reloj o el sol. La narración del rapto de Paula, quizá lo mejor de toda la novela. Con ritmo, con estilo, acelerado, descriptivo sin abusar... Tampoco entendí nada del final. Esta totalmente fuera del libro, es otra historia nueva. ¿Quizá quería hacer una segunda parte, aún en proceso, Muñóz Molina? Porque no entiendo esa conversación rollo católica, la biblia regalada, mirar a cámara... es que no entendí nada en absoluto de qué pintaba eso ahí. Igual que el matarife que dispara al inspector, what? o sea, ¿de dónde sale esto de pronto? entiendo que de su vida anterior, pero no sé, me pareció tan pillado por los pelos... ... + Leer más |
Viajamos de Estados Unidos a España de la mano de nuestro protagonista Gabriel Aristu. Emigró hace cincuenta años dejando vivencias, anécdotas de su juventud y al gran amor de su vida. El transcurso del tiempo, las pérdidas y los recuerdos de una vida pasada de Gabriel son plasmados de una forma clara y sencilla con una narración cuidada donde el amor y la frustración van de la mano. Una lectura exenta de diálogos algo que al comienzo de esta lectura pensaba que me podría resultar pesado y bien es cierto que algunas partes si se me han hecho más lentas pero la prosa del autor me ha sorprendido gratamente. Las difíciles situaciones que tuvieron que enfrentar tanto Gabriel cómo Adriana en la época de la dictadura española, motivo por el cuál tuvieron que distanciarse para poder sobrevivir a tan dura realidad. Por otra parte tengo que reconocer que no he conseguido empatizar con Gabriel ya que añora a su amor de la infancia pero no hace nada para ponerle remedio mas que lamentarse y también me ha faltado profundidad en sus personajes, en sus relaciones y en sus encuentros. Una lectura diferente con buenos ingredientes pero me han faltado cosillas. + Leer más |
~ No te veré morir de Antonio Muñoz Molina ~ Qué pena de lectura! Y no os lo digo porque haya sido un libro muy emotivo, sino porque no fue lo que me esperaba, y en eso yo tengo mucha culpa, me hice una pájaras tremendas entre la sinopsis y el título y me esperaba algo que me desgarrara completamente. No ha sido así. Durante su juventud, Gabriel y Adriana tienen una historia de amor que parece un para siempre… Separados 50 años, ella atrapada en la España de la dictadura, y el triunfando laboralmente en EEUU, vuelven a encontrarse… Miradas, caricias, deseos acallados y viejos reproches dan paso a la nostalgia de aquel primer amor… Resultó ser un libro reflexivo, sobre la vida, nuestros deseos, los de nuestra familia o las expectativas que nos vemos abocados a cumplir. Ignorar nuestros sentimientos y ver el paso del tiempo…. La vida es corta así que seamos consecuentes con nuestras decisiones, no vivamos la vida que no queremos, sed valientes. Me quedo con eso… En cuanto a la escritura, fácil, delicada… es una novela muy cortita de 238 páginas y aunque fácilmente se bebería en una tarde (ya sabéis las ediciones de seixbarral, letra grande, mucho margen)… recomiendo leerla poco a poco. 3,5/5 + Leer más |
Aunque no me prodigo mucho en las reseñas con últimas novedades (con mi pila de pendientes es imposible ir al día), este cayó en mis manos en el momento justo, que es ese espacio de tiempo en el que termino una lectura estando de viaje y no tengo otra con la que seguir. Esta novela es en cierto modo un experimento, puesto que el primer capítulo es un texto que casi hay que leer de corrido por la ausencia de puntos. Esta escritura tan particular tiene sentido porque se trata de la confesión de un hombre (Gabriel Aristu) que se arrepiente por un amor perdido con el que compartió unos pocos años de enamoramiento platónico en Madrid y tan solo una noche de amor antes de irse para siempre a los Estados Unidos, donde continuó su vida convirtiéndose en un importante empresario (también abandonó la música por miedo a no ser lo suficientemente bueno) y formando una familia yankee que no parece interesada en modo alguno en sus orígenes españoles. En el segundo capítulo hay un giro radical en la narración, pasamos a una escritura con las pausas que nos ofrecen los puntos y el narrador es un profesor universitario especializado en el pintor barroco Valdés Leal que, tras un divorcio doloroso que le ha separado de su querida hija decide aceptar una oferta para trabajar como profesor en Estados Unidos. Estando allí conocerá a Gabriel, personalidad por la quedará fascinado y que será muy importante en su vida por tratarse quizás del único vínculo con su pasado en España. Lo que no imagina es que sucederá lo mismo a la inversa y, además, sin él quererlo, rescatará de la memoria íntima de Aristu a Adriana Zuber, aquella que fue su verdadero amor. El tiempo avanza al mismo tiempo despacio y deprisa en la narración, los días parecen lentos pero los años vuelan y, finalmente, podremos ser observadores del reencuentro entre los dos amantes siendo ya muy mayores y encontrándose en un punto vital de no retorno. En las horas que comparten habrá muchas confesiones y saldrán a la luz medias mentiras y verdades que no es seguro que calmen el dolor por la ausencia de décadas en la vida del otro a ninguno de los dos. Esta narración, íntima y repleta de referentes culturales e históricos, me ha parecido fascinante y triste a partes iguales. Hay en sus personajes una soledad terrible, que no parece que pueda desaparecer ni aún estando en compañía del otro, pero también es una llamada de atención sobre aquello que alguna vez dejamos de hacer pero que nunca podremos olvidar. + Leer más |
No te veré morir... Qué fuerza tiene y cuánto dolor encierra este verso de Idea Vilariño. Su poema "Ya no" expresa la tristeza conmovedora de su ruptura definitiva de Juan Carlos Onetti. En la novela de Muñoz Molina, el verso, esta desgarradora negativa, también su certeza, adquiere pleno significado en el reencuentro de Gabriel Aristu y Adriana Zuber, la pareja protagonista de una historia de amor bruscamente interrumpida hace 50 años. Gabriel Aristu, en el año 1967, aún vigente en el país la dictura franquista, toma la decisión de cursar sus estudios en el extranjero y, posteriormente, desarrollar su carrera profesional en Estados Unidos. Adriana permanecerá en Madrid en circunstancias nada favorables para la época. La distancia es el olvido, o al menos una rendición acomodaticia, cuando los recuerdos dejan de tener referentes físicos: paisajes, lugares, idioma. Hasta que, tras un hecho de los que puede cambiar las perspectivas vitales, Adriana aparece recurrentemente en los sueños de Gabriel. O nunca ha dejado de aparecer. Allí, en el terreno de lo onírico, navegan con libertad los deseos más íntimos. Ella, a pesar de su consolidado matrimonio, sus hijos y una carrera profesional brillante, es la mujer de su vida. Esta novela nos habla de la distancia, del paso inexorable del tiempo, de las miradas nostálgicas hacia atrás, de lo que pudo haber sido y no fue pero, sobre todo, de quienes fuimos y ya no volveremos a ser nunca. Tiene mucho peso lo colectivo sobre lo individual, las decisiones autoimpuestas y también la estructura familiar, ese sentido de la responsabilidad personal, que se vive casi como una deuda, en las relaciones paternofiliales. No voy a descubrir a estas alturas la prosa magnífica y llena de lirismo de Antonio Muñoz Molina, sus reflexiones de altura, su acerbo cultural y su oficio. Aún con todo este bagaje, la novela no me ha gustado. No entiendo muy bien ese capítulo 1 conteniendo una frase interminable, como quien se expresa a borbotones, de Gabriel Aristu mientras se dirige al reencuentro con Adriana, que denota impaciencia, también desorden por su intensidad, que para el lector puede resultar agobiante y abrumadora por su exceso repetitivo, aunque el autor pretenda demostrar el estado emocional del personaje. Tampoco, la inclusión de un personaje completamente tangencial a la historia que, de una manera trivial, aún con la importancia de convertirlo en narrador en primera persona, termina siendo definitivo para el reencuentro. Dejan de parecerme interesantes su vida y sus vicisitudes que nada aportan a la trama principal y que sólo pueden ralentizar su desarrollo. Y, tampoco me convence que, sucedido el reencuentro, con una frase final de Adriana demoledora, casi una súplica, no volvamos a conocer las impresiones de los protagonistas y sí las de Julio Maiquez que, a estas alturas, se me antoja un advenedizo, un intruso. En definitiva, un Muñoz Molina en estado puro, una idea y un proyecto interesante que, a mi juicio se diluye entre las páginas y la estructura de la novela. Bien es verdad, que resulta difícil la lectura cuando no consigues identificarte o empatizar con los personajes. Como siempre, es solo mi opinión y así os la cuento. Sigamos leyendo! Re esperamos en Entre Libros. Enlace: https://www.facebook.com/pro.. + Leer más |
No me gustaría mirar atrás y comprender que me he pasado la vida echando de menos, soñando con otra realidad, alimentándome de un recuerdo. No me gustaría arrepentirme de lo que no he hecho. No me gustaría saber que, a pesar de tener perfectamente localizado el motivo de mi alegría, lo dejé marchar. Sin una causa real ni grande, sin fuerza mayor; nada más que por obligaciones autoimpuestas y sentimientos de agradecimiento hacia otras personas que no me han llevado ni por asomo al mismo nivel de ingravidez que me regalaba en cada minuto compartido. No me gustaría verme tantos años después reconociéndome en esa mirada que nadie tuvo nunca más frente a mí. No me gusta creer que dejamos morir historias como esta por no saber elegir, decidir, volverse loco. Y lo que menos me gusta es descubrir que el mundo está lleno de personas que se despiertan cada día sin la certeza de encontrarse de nuevo; que no volverán a tocarse, que no se verán morir. |
Terminada la novela y, a pesar de su extensión, quedo con ganas de más. Y no es porque en sus páginas encontremos grandes hazañas (el único Azaña no sale muy grande) o a grandes personajes, al contrario. Tampoco es porque lo que cuenta sea novedoso, todo suena muy conocido, muchas veces leído: el artista malogrado y rencoroso, la familia devota, la americana culta, judía y romántica, el bruto falangista, el sencillo obrero socialista, el fanático comunista o el sabio emigrado y maltratado por la vida. Pero, paradójicamente, esta falta de novedad, de sorpresa en los hechos y personajes hace que resalte aún más la maravillosa forma de narrar del autor, esa espiral en la que la zanahoria de la expectativa de unos hechos se sacrifica por el amor al detalle minucioso, al retrato psicológico e ideológico de unos personajes y de una sociedad, ambos llenos de contradicciones y claroscuros. Unos retratos que se van formando por acumulación de miradas, de unos y de otros, sin víctimas ni verdugos, o, mejor aún, personajes que encarnan las dos visiones y que van acumulando capas sucesivas a la misma escena, añadiendo matices hasta conseguir el color perseguido. Es una novela sobre perdedores nada inocentes y sí muy ciegos, encarnados en el personaje que hace de hilo conductor de toda la narración, Ignacio Abel. En el protagonista se conjuga la generosidad social, no exenta de cierto arribismo, con el egoísmo y la ceguera en lo personal, y va a asistir al desmoronamiento tanto de su vida personal como de esa visión histórica del progreso que por fin acabaría con la pobreza y el atraso de la España de principios de siglo. Es un libro creado desde la memoria y la imaginación que representando la situación de la España prebélica (o esa que el narrador-autor ha imaginado) nos retrata a todos nosotros en aras de una memoria histórica necesaria. + Leer más |
Este libro era uno de los del montón de eternos pendientes, relativamente reciente pero que quizás hubiera tenido aún más relevancia si lo hubiese leído cuando lo publicaron, en septiembre del 2021. Porque en este ensayo Muñoz Molina nos habla de cómo vivió él la pandemia durante el encierro y a posteriori, cuáles fueron sus reflexiones y sensaciones, cómo encontró un refugio mental en sus recuerdos de infancia y juventud, la angustia que sintió algunos días por ver esa realidad que había trastocado todo lo que conocíamos, o la alegría de los primeros paseos, carreras, vueltas en bicicleta. Todo lo que considerábamos hechos se convirtió en recuerdo de algo que antes podíamos hacer pero entonces no, aunque también se crearon nuevas rutinas, la del aplauso, la de la copa de vino en la terraza mientras se convertía por primera vez en hortelano de balcón, disfrutando con algo que dejó a un lado al marcharse de Úbeda. Hay también en sus páginas una crítica a cómo se hicieron las cosas, a cómo reaccionamos y al mundo de después, que quisimos imaginar mejor pero se convirtió no ya en lo mismo, sino en algo peor. Esos primeros meses esquivos, individualistas, en los que parecía casi que por establecer contacto visual podríamos contagiarnos. La propia enfermedad nos alejó de nuestros vecinos e impidió que buscáramos el consuelo de la cercanía al terminar el confinamiento. Y qué triste es corroborar, pasados tres años ya desde entonces, que no hemos mejorado nada en cuanto a cuidados, sanidad, civismo, amor y respeto al prójimo. A ratos, leyendo el diario de Muñoz Molina, he vuelto a esos recuerdos del encierro, y por momentos ha sido agobiante, pero también me gustó retomar esa posibilidad de cambio que vimos entonces, descubrirnos sin prisa, buscando formas de ocupar el tiempo y quizás aprendiendo cosas nuevas, mirando el entorno que nos rodeaba como nunca antes. Y, porqué no, volviendo a esa sensación de que quizás podía salir algo bueno de aquello, un aprendizaje que nos hiciera mejores que antes. Lástima que solo se quede en un sueño algo amargo. + Leer más |
Comencé a leer este libro sin saber de qué trataba, y probablemente de haberlo sabido no lo hubiese empezado. Menos mal que no fue así. Nos encontramos ante una mezcla de ensayo y autobiografía donde el autor nos cuenta a modo de diario lo acaecido en tiempos del Covid19, el confinamiento y la desescalada, alternándolo con reflexiones y vivencias propias de él y su familia desde que era niño y vivía en su Úbeda natal. Contado con una pluma exquisita, y con un sentimiento y claridad extremos, desde mi punto de vista, dentro de unos años debería de ser una lectura obligada puesto que cuenta de forma muy crítica, descriptiva, concisa y sin tapujos todo lo acontecido durante esta parte de lo que es ya otro trozo de nuestra historia: la pandemia por Covid19. Pero a su vez, nos narra la vida rural y dura donde muchos de nuestros padres, abuelos, tíos... se criaron, plagándolo de recuerdos e historias de posguerra y travesuras de infancia. El autor nos muestra a través de sus letras sus miedos, alegrías, preocupaciones y recuerdos durante el confinamiento y lo que pensábamos en aquel entonces, que algo cambiaría a raíz de aquello. Pasados ya casi tres años, ya nos hemos olvidado, sabemos que nada ha cambiado y que seguimos siendo las mismas personas de antes, a pesar de tantos aplausos... + Leer más |
Voy a empezar esta reseña comentando el título, que ha llamado a la puerta de mi curiosidad, y no me quiero quedar con las ganas. Y como buscando se encuentra, en algún sitio he leído que Beltenebros es "una inspiración cervantina". al principio no conseguí relacionarlo, pero coincidiendo esta lectura con la del Quijote, cuando llegué a la tercera parte del libro primero, capítulo XV, me encuentro con esto: -"Y uno déstos fue Amadís, cuando, llamándose Beltenebros, se alojó en la Peña Pobre, ni sé si ocho años o ocho meses, que no estoy muy bien en la cuenta: basta que él estuvo allí haciendo penitencia, por no sé qué sinsabor que le hizo la señora Oriana." Sabemos que las aventuras de caballería de Don Quijote están inspiradas en las de Amadís de Gaula. Beltenebros es el nombre que toma Amadís cuando es rechazado por Oriana, su amada, y decide retirarse a la isla de la Peña Pobre para hacer penitencia. El ermitaño que lo trasladó hasta su ermita, en la mencionada isla, le puso el nombre. El significado de Beltenebros está relacionado con lo "bello" y lo "tenebroso". Desconozco qué estaría pensando el autor del libro de caballerías de Amadís de Gaula para usar este nombre, pero en la novela de Muñoz Molina encaja bien. La novela, se desarrolla en un ambiente oscuro, como si nunca amaneciera, y los personajes más importantes, tambien acumulan hechos del pasado que los han llevado a un presente sombrío. La trama de la novela es un plan tramado para que Walter y Andrade sean asesinados. Ellos son los amantes de Rebeca madre y Rebeca hija, respectivamente. Valdivia y el comisario Ugarte, muertos de celos, engañan a Darman haciéndole creer que, en las dos ocasiones, hay un topo dentro del partido y tienen que ser asesinados. Esto implica también engañar a la organización. La historia transcurre en el Madrid del siglo XX, en dos épocas que van paralelas: -el pasado son los años cuarenta, y el presente los años sesenta de la dictadura franquista. Darman es uno de los protagonistas principales, aunque hay alguien más que, en la sombra, mueve todos los hilos en esta novela adoptando dos nombres diferentes. Darman es un excombatiente de la Guerra Civil española en el bando republicano. Terminada la contienda tiene que exiliarse, y se instala en Brighton donde lleva una librería. Aunque han pasado veinte años, su otra profesión, la de sicario a merced del partido al que pertenece, sigue vigente. Veinte años después, Darman, recibe una orden para viajar a Madrid; tiene que matar, de nuevo, a un miembro del partido acusado de traición. En el pasado asesinó a Walter y en el presente a Andrade. Al llegar a este punto pensé: -¿No es mucha coincidencia que haya dos topos en el partido con una diferencia de veinte años? -¿Que los dos topos sean los amantes de la Rebeca del pasado y la Rebeca del presente? -¿Por qué Valdivia, en el pasado, y el comisario Ugarte en el presente, busca a Darman? - La respuesta que le dan al sicario es que "eres el mejor". A partir de aquí se empieza a tejer una novela negra en la que hay intriga, amor, celos, desconfianza, envidia, traición,…, sentimientos y actos que nos llevan a reflexionar. La considero novela negra por los crímenes cometidos, la frialdad de los personajes y el ambiente en el que se desarrolla todo, pero si tenemos en cuenta que todo sucede por una cuestión de celos de uno de los personajes, también se la puede incluir en el género de novela romántica. Ambos ambientes están bien contrastados. Pasado y presente transcurren al mismo tiempo, solo que en la búsqueda de Andrade, Darman se enfrenta a los recuerdos de hace veinte años. Hay más personajes relevantes en la novela: -La Rebeca del pasado y la Rebeca del presente. -¿Es una casualidad que lleven el mismo nombre? Puede ser que sí o que no, todo depende de si una madre decide ponerle su nombre a su hija. Aunque esto es algo que no se explica en la novela, se da por hecho. Ambas son a tener en cuenta, aunque Rebeca madre ama a Walter y Rebeca hija ama a Andrade, también se sienten atraídos por ellas Darman, Valdivia y el comisario Ugarte. Valdivia y el comisario Ugarte, son los personajes más invisibles en la novela, pero no por ello menos importantes, solo que hasta el final no se descubre quienes son en realidad. Tienen un punto débil, la luz. Lo peor de ellos, la atracción sexual que tienen hacia las dos Rebecas. Ambas sufren el abuso de un hombre que, mental y físicamente, las obliga a trabajar para él bailando y cantando en su antro. Esta situación terminará en el desenlace final de la novela. Valdivia, Ugarte, Darman, tienen en común que han vivido el pasado y están en el presente, pero también se diferencian en otra cosa: Darman es el de siempre, y el comisario del presente, ¿Quién fue en el pasado?... Es una lectura fácil, sin palabras, frases o párrafos complicados de entender. Es cierto que hay que estar atentos a las dos ambientaciones, que al ir paralelos, se puede perder el hilo, por eso no conviene despistarse. Empecé esta reseña con el título de la novela, "Beltenebros" y la voy a terminar con el mismo nombre. El comienzo fue la curiosidad por su significado, y el final me ha llevado a preguntarme: -¿Quién es Beltenebros en esta novela? -¿Darman, Valdivia, o el comisario Ugarte?... El Darman del presente, cuando descubre que Walter y Andrade eran inocentes, que todo ha sido tramado por alguien para conseguir unos objetivos, entiende el error que ha cometido, como se ha dejado engañar, y no quiere matar a Andrade. Pero al final muere y no es Darman quien se lo carga. ¿Es su forma de hacer penitencia?...Cada cual que saque su propia conclusión. Mi opinión es que Darman es el Beltenebros de esta novela. Enlace: https://belnotas.blogspot.co.. + Leer más |
Una historia sobre el amor inconveniente, ese que nos hará daño sin remedio, pero que nos atrae como nunca lo haría el amor tranquilo... ese que quizás no es amor, ese que siente Blanca por Mario. El libro me ha parecido una pequeña joyita... aunque el final la haya estropeado un poco. De hecho, creo que al autor tampoco le gustaba mucho, por eso lo enturbió con ese fantasma de Blanca que deja abierto el libro a interpretaciones. |
Sin entusiasmarme, he disfrutado más de esta relectura, tarea que quiero incorporar cada vez más a mis hábitos lectores, que de la lectura que hice allá por los lejanos años 80 cuando me sobrepasó mucho más que ahora el afán del autor por hacer de cada frase la gran frase y en donde los sentimientos, las acciones, los pensamientos parecen no bastar por sí mismos y siempre tienen que ser como otra cosa. Demasiado lirismo para ser una novela negra, demasiados elementos de novela negra, arquetípicos, casi paródicos, para ser otra cosa. Sin embargo, esta vez me pudo el ambiente de soportales en sombras, de grises inviernos, de fina y brumosa lluvia, de mar embravecida, de habitaciones con cucarachas, de bares llenos de humo y mucho bourbon y música de jazz. También me atrapó la trama cuyo leitmotiv es más el vacío que el narrador siente en su vida por la ausencia de una historia de amor y pasión que la propia historia de amor que seguramente nos llega adulterada por la nostalgia que el narrador siente por lo no vivido, por ese impulso más fuerte que los propios amantes y capaz de vencer la absoluta falta de esperanza. Una añoranza que alcanza incluso al fracaso de esa pasión y casi al olvido de ese fracaso, a ese momento en el que uno, al poco de despertarse, se asombra de comprobar que ha sido capaz de vivir unos minutos sin acordarse de ella. Podría llegar hasta las 3 estrellas y media. + Leer más |
Y esto es lo que debería ser una gran novela policiaca. Plenilunio además, no es sólo eso. El despliegue en la definición de los personajes es netamente magistral, para ello el autor tira de monólogos más que de diálogos, pero la prosa es tan precisa y envolvente que no resta en nada a la historia. Es una novela original a la hora de tratar la trama habida cuenta de la manera tan monocromática a la que nos tienen acostumbrados tantos autores/as que parecen plagiarse unos a otros en su manera de relatar. |
Gregorio Samsa es un ...