Las Afueras de Dios de Antonio Gala
Los viejos viven de recuerdos, se dice; en los viejos retrocede la esperanza, se dice. Pero hay un bien que se niega a los jóvenes: el agridulce bien de la nostalgia. Ellos han disfrutado de tiempo suficiente para lograr aún aquello que luego tendrán que echar de menos. En sus almas no cabe el sutil sentimiento de girar la mirada a lo que se tuvo y no se tiene. Es el envenenador de la memoria, con sus tóxicos…
|