Las Afueras de Dios de Antonio Gala
Si nos creemos ofendidos, es a causa de nuestro miedo o de nuestra inseguridad. Si ofendemos, es porque ignoramos cómo obrar debidamente, y nos dañamos a nosotros mismos. Nadie se halla capacitado para ofendernos con actitudes o palabras: es sólo nuestra inseguridad la que se siente atacada y pone en guardia sus defensas. La presencia del amor correspondido echa hacia atrás tales posibilidades, porque sólo en la libertad y en la alegría es factible amar y corresponder el amor.
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