Las Afueras de Dios de Antonio Gala
Mientras el mundo desarrollado no se decida a enfrentarse de una vez al problema de sus antepasados, tiene que haber gente que compadezca y acompañe y escuche y bese a los viejos. Porque cuando uno de ellos dice: me rindo, y tira la toalla, está pidiendo un beso, un saludo, un oído que lo oiga. Cuando uno de ellos te retira la palabra es que quiere que le hables, eso lo sé yo bien. Y vosotros. Y todo el mundo que haya convivido un solo día con ellos.
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