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La luz que no puedes ver de Anthony Doerr
Durante mucho tiempo, y a diferencia de esas cajas secretas de madera, ella no le encuentra el sentido a la maqueta del barrio que él está construyendo. No se parece al mundo real. La intersección en miniatura de la rue Mirbel y la rue Monge, por ejemplo, apenas a una manzana de su apartamento, no tiene nada que ver con el cruce en la vida real. La verdadera incluye un anfiteatro de ruidos y fragancias: en el otoño huele a tránsito y a aceite de ricino, al pan de la panadería, al alcanfor de la farmacia de Avent, a los delfinios, los guisantes de olor y las rosas del puesto de flores. En invierno se hunde en el olor de las castañas asadas. En las tardes de verano se vuelve más lenta y soñolienta, se oyen conversaciones adormecidas y el rasguño de las pesadas sillas de hierro.
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