La mujer helada de Annie Ernaux
Mujeres frágiles y vaporosas, hadas de manos suaves, pequeñas auras de sus casas… Mis mujeres, las mías, vociferaban todas, tenían el cuerpo descuidado, demasiado pesado o demasiado plano, dedos rasposos, caras sin pintar o, al contrario, maquilladas como puertas, con gruesas manchas rojas en mejillas y labios.
|