La campana de la muerte de Anne Meredith
Las estrellas desaparecieron y el cielo se puso verde con la aurora. Abrió la puerta, a la que no había echado el cerrojo en toda la noche, y se quedó mirando el raro cielo lívido. Los gorriones revoloteaban ya; un gato gris se arrastraba como una anguila forrada de piel a lo largo de la cerca y desapareció en el interior de un sótano
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