La intérprete de cuerpos de Anne Frasier
Se había sentido orgullosa de su propio valor, pero en ese momento tenía miedo. No de él ni de lo que pudiera hacerle. Tenía miedo, un miedo estúpido y real, de que su secuestrador, su amante, no le hiciera nada. Temía que un día decidiera, sin más, no regresar.
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