Agnes Grey de Anne Brontë
Puesto que no podía cambiar a mis jóvenes compañeros, tenía mucho miedi de que ellos me empeorasen a mí, que gradualmente me bajasen los sentimientos, las costumbres y las capacidades a su mismo nivel, pero sin impartirme a mí su despreocupación y alegre vivacidad. Ya me parecía notar que se me deterioraba el intelecto, se me petrificaba el corazón, se me encogía el alma y temblaba por si incluso se amortiguaban mis percepciones morales, se confundían mis distinciones entre el bien y el mal y se hundían mis mejores cualidades bajo la influencia de una forma de vida tan malsana
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