Desmorir: Una reflexión sobre la enfermedad en un mundo capitalista de Anne Boyer
Nos dicen que el cáncer es un intruso contra el que hay que luchar, o una faceta descarriada de nosotros mismos, o un tipo de célula demasiado ambiciosa, o una analogía del capitalismo, o un fenómeno natural con el que convivir, o un determinado agente de la muerte. Nos dicen que está en nuestro ADN, o nos dicen que está en el mundo, o nos dicen que se encuentra en esa confusa encrucijada de genes y entorno que nadie puede ni quiere encontrar. Se nos da únicamente la parte ruidosa de la probabilidad, que su causa se encuentra en nuestro interior, y nunca la parte silenciada de la probabilidad, que la fuente del cáncer permea nuestro universo compartido. Se examinan nuestros genes, no nuestra agua potable. Escanean nuestro cuerpo, no nuestro aire. Nos dicen que se encuentra en lo erróneo de nuestros sentimientos o en lo inevitable de nuestra carne. Nos dicen que hay una diferencia entre enfermedad y salud, entre lo que es agudo y lo que es crónico, también entre vivir y morir.
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