La enfermera de Auschwitz de Anna Stuart
—Gracias, Ana. Ya estamos preparados. Preparados para irnos a casa. Asiento con la cabeza, me abrocho el manto y recojo mi bolso. Llevaré a esta familia a casa, para que aprendamos a estar juntos, y luego deberé volver a mi deber. Hay bebés que esperan a nacer, y el mundo, al fin, parece un lugar propicio para ellos otra vez.
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