![]() |
La juguetería mágica de Angela Carter
Era demasiado delgada para un Renoir o un Tiziano, pero logró un pulcro y pálido Cranach con un trozo de visillo alrededor de la cabeza y el collar de perlas cultivadas que le habían regalado para la confirmación. Después de leer El amante de lady Chatterley, recogía secretamente nomeolvides y se los enredaba en el vello púbico.
|