La sangre de los elfos de Andrzej Sapkowski
El asesinato es siempre asesinato, sin importar motivos ni circunstancias. Aquellos que matan u organizan una muerte son criminales y asesinos, sin importar quienes sean: reyes, príncipes, mariscales o jueces. Ninguno de aquellos que planean o ejecutan violencia tiene derecho a considerarse mejor que un simple asesino. Porque toda violencia por su propia naturaleza conduce ineluctablemente al crimen.
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