La dama del lago de Andrzej Sapkowski
Todo, querido mio, tiene su tiempo, y bajo el cielo todo tiene asignada su hora. Hay tiempo para callar y tiempo para hablar, tiempo para llorar y tiempo para reir, tiempo para sembrar y tiempo para coger, perdon, recoger, tiempo para bromas y tiempo para la seriedad… Tiempo para las caricias y tiempo para evitarlas.
|