La ciudad de los bastardos de Andrew Shvarts
Nunca parecía aburrirse, como si siempre tuviese algo interesante en lo que pensar y estuviese agradecido de disponer de algo de tiempo para hacerlo.
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La ciudad de los bastardos de Andrew Shvarts
Nunca parecía aburrirse, como si siempre tuviese algo interesante en lo que pensar y estuviese agradecido de disponer de algo de tiempo para hacerlo.
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La ciudad de los bastardos de Andrew Shvarts
Era la calma que venía con la certidumbre, la calma que venía con haber sido liberada de preocuparme por lo que debía hacer, la calma de estar por encima de la necesidad de elegir.
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La ciudad de los bastardos de Andrew Shvarts
De algún modo conseguí forzar a ese demonio a volver a su botella, encerrar ese dolor donde debía quedarse.
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Los bastardos reales de Andrew Shvarts
—Fingí ser vuestro amigo para poder traicionaros —dijo—. Y no lo hice por mi pueblo ni por el honor de mi familia. Lo hice porque quería que mi padre volviese a estar orgulloso de mí. Lo hice por el hombre que me ha lanzado un hacha a la cabeza. ¿En qué me convierte eso? —En un bastardo —le dije—. Igual que yo. |
Los bastardos reales de Andrew Shvarts
—Mierda. — Jax sacudió la cabeza—. No es que les tuviese demasiado aprecio, pero es una forma horrible de morir. Hace que casi sientas pena por ellos. —Yo no siento pena por ellos —dijo Zell. —Sí, bueno, tú apenas sientes emociones entre “tengo que matar” y “ya he matado”, así que eso no es ninguna sorpresa —rio Jax—. Aun así, ese movimiento con la espada y esa patada… te has deshecho de dos… Bastante impresionante, Zell. Bastante impresionante. |
Los bastardos reales de Andrew Shvarts
Allí estábamos, ante aquella cabaña derruida, buscados por la provincia entera para darnos muerte, con una banda de mercenarios brutales tras nuestros pasos y, aún así, en aquel momento, me sentí... ¿segura? ¿Protegida? ¿Querida? Sentí como si me hubiese pasado la vida entera a la intemperie y por primera vez hubiese entrado en una casa acogedora con un fuego crepitante. Miré a mi alrededor, de una cara a otra. Todos sabíamos lo mismo. Estábamos en esto juntos. Hasta el mismísimo final. |
Los bastardos reales de Andrew Shvarts
El dolor que sentía era el de un sueño destruido, la pérdida de algo que nunca tendría.
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Los bastardos reales de Andrew Shvarts
No puedo ni imaginar todas las experiencias vitales que has vivido para llegar a ser tan imperturbable.
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Gregorio Samsa es un ...