El origen de Andrew Fukuda
Sus voces trinan en una fusión perfecta. Retiro las cortinas de la ventana y las veo justo ahí. En dos filas de diez, forman un semicírculo ante mí. Me dan una serenata. Sus rostros están radiantes, como salidos del aire fresco de la montaña. Miran sonrientes hacia el segundo piso. Me aparto de la ventana y me apoyo en la pared donde no pueden verme. Sus voces siguen arrollándolo todo. Quiero cerrar las ventanas. La oscuridad de mi interior está en guerra con la luminosidad del exterior, las sonrisas y la armonía.
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