Los amigos del crimen perfecto de Andrés Trapiello
En las novelas policiacas todo debía ajustarse, y si no, se hacía que se ajustara. Una novela policiaca es como una contabilidad escrupulosa, y los arqueos deben cuadrar, y para eso el buen novelista policiaco tiene como mínimo un par de ases en la manga. Son como los tahúres. Eso lo sabe todo el mundo, pensaba Cortés, desde Poe hasta Conan Doyle, pasando por Agatha Christie.
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