La perdición de Vestalia I: Forja de mentiras de Ana Segarra
Así que, en vez de darse la vuelta, mirar a Eneas a los ojos y descargar contra él todas las preguntas que rondaban su cabeza, decidió responderse a ella misma: significaría lo que ellos querrían que significara. Y con eso, de momento, era más que suficiente.
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