Amy Liptrot
Perdí el control de mis emociones. Mis pensamientos y mi comportamiento eran turbulentos e incontenibles. […] Era esclava del dolor (…) Había cruzado el límite y no sabía cómo regresar. […] Estaba confusa y era incapaz de decidir dónde ir, a quién ver o qué opinar; llenaba ese vacío con alcohol y ansiedad. Y grité que estaba a la deriva, impotente ante aquella necesidad irracional, aquel deseo
|