La ley del corazón de Amy Harmon
Iba de pariente en pariente, que se hacían cargo de él durante un tiempo hasta que conseguían que otro los relevara del turno poco después. Su historia ocurrió antes de que yo naciera y, para cuando le conocí, después de que mi madre me lo hubiera contado todo en un intento de ayudarme a entenderlo y ser amable con él, la historia era ya agua pasada y nadie quería saber nada de él. A la gente le gustan los bebés, incluso los bebés enfermos, incluso los bebés que nacen adictos al crack, pero los bebés crecen y se convierten en niños. A nadie le gustan los niños problemáticos.
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