La ley del corazón de Amy Harmon
Fuera lo que fuera, cuando Moses llegó a Levan fue para mí como agua, agua fría, profunda, impredecible y, como la poza del cañón, peligrosa, porque nunca podías ver lo que había debajo de la superficie. Y, como había hecho toda mi vida , salté de cabeza , a pesar de que me lo habían prohibido y esta vez acabé ahogándome.
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