La oscuridad que conoces de Amy Engel
...no había tenido una infancia como la mía. Pobre, sí... Pero no violenta. No había crecido en una caravana que apestaba a hombres variados y a mecheros de quemar metanfetamina. Caras desconocidas y demasiadas risas, la mayoría roncas y mezquinas. Todo ello concentrado en lo peorcito de los Ozarks, un lugar a solo veinticinco kilómetros de la autovía, pero tan perdido, tan aislado del resto del mundo que era como vivir en un universo aparte y sombrío.
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