Ordeno y mando de Amélie Nothomb
—Si un invitado muere repentinamente en su casa, sobre todo no avise a la policía. Llame a un taxi y pídale que les lleve, a usted y a ese amigo que se siente indispuesto, al hospital. El fallecimiento no será certificado hasta llegar a urgencias y de ese modo podrá demostrar, con la ayuda de testigos, que el individuo en cuestión murió por el camino. Gracias a lo cual, le dejarán en paz. […] —Usted no es inocente. Alguien ha muerto en su casa. —En algún sitio hay que morir. —En su casa, no en el cine, ni en el banco, ni en su cama. Ese fulano ha esperado a estar en su casa para irse al otro barrio. Las casualidades no existen. Si ha muerto en su domicilio significa que usted ha tenido algo que ver en el asunto. […] —¿No está llevando la paranoia un poco lejos? —Desde Kafka, está demostrado: si no eres paranoico, eres culpable. —En ese caso, mejor no invitar a nadie. |