El crimen del conde Neville de Amélie Nothomb
Si uno de sus amigos hubiera sido el destinatario de una profecía semejante y se la hubiera contado, Henri habría estallado en una carcajada y, con la mayor de las convicciones, le habría aconsejado no creer en semejantes historias de mujeres. Desgraciadamente, él era casi como todo el mundo: solo creía en las predicciones que le atañían personalmente. Incluso el más cartesiano de los escépticos cree en su horóscopo.
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