El crimen del conde Neville de Amélie Nothomb
Si hubiera habido premeditación, a nuestro entorno le habría parecido inadmisible. Matar a un invitado en un momento de cólera desprende clase, es chic. Premeditar el asesinato de un invitado equivale a demostrar, como el colmo de la grosería, que ignoras el arte de la recepción.
|