Para convertir a las chicas en monstruos de Amanda Lovelace
no hace falta que el amor sea trágico para ser bueno, la verdad es que prefiero mucho más despertarme con la sensación de sus labios posándose sobre mi frente a las cinco treinta cada mañana durante los próximos ochenta y tantos años que conformarme con una eternidad junto a alguien que ni siquiera sabe dónde dejó sus promesas la noche anterior. -que se pudran los cuentos de hadas |